El Diablo Sobre Teclas

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jueves, julio 13, 2006

Sigue Brillando, Diamante Loco

Ayer, 12 de Julio de 2006, abandonó este Mundo el cuerpo de Syd Barrett. Su mente y su alma ya hacía muchos años que lo habían abandonado.

Syd Barrett fue una de esas estrellas supergigantes, una de esas mentes tan ricas que no pueden evitar vivir demasiado rápido, agotando rápidamente su potencial hasta estallar en una explosión de proporciones cósmicas, que las convierte en supernovas y que contribuye a diseminar su semilla por el Universo, donde perdurará durante milenios.

Syd fue la mente que ideó y nutrió a Pink Floyd durante sus primeros años de existencia. De su pluma salieron las canciones míticas que originaron un nuevo movimiento en la historia del Rock, imitadas pero jamás igualadas por cientos de grupos. Su voz y su guitarra llenaban los primeros álbumes del grupo con fuerza omnipresente. Su fugaz paso por el grupo, sin embargo, sólo duro tres años (de 1965 a 1968), hasta que sus excesos con el LSD le convirtieron en un cuerpo sin mente, incapaz de mantener la atención durante los 90 minutos de un concierto. El resto de los componentes del grupo no tuvieron más remedio que prescindir de él y contratar a otro guitarrista genial, David Gilmour.

Syd continuó con sus excesos, rayando entre la esquizofrenia y la catatonia, engordó desmesuradamente, se rapó pelo y cejas, enfermó de diabetes y se encerró en su casa, donde su hermana se convirtió en el único vínculo que lo mantuvo a duras penas unido con la realidad durante décadas.

El Grupo no le olvidó. Dos de las mejores canciones de todos los tiempos están dedicadas a él. Se cuenta que, durante la grabación de Wish You Were Here, en los míticos estudios de Abbey Road, el grupo vió a través del cristal aislante como un loco calvo y con sobrepeso se tumbaba a dormir sobre uno de los sofás de la sala de espera. Cuando salieron, tras grabar la que para muchos es la mejor canción de la historia de la música, se encontraron a un irreconocible Syd Barrett, al que no habían visto durante años. Nadie le había llamado, y no tenía ni idea de que los Pink Floyd estuvieran grabando allí en ese momento. Simplemente, había sentido una llamada interior que le impulsó a ir hasta allí. Sea cierta o no la anécdota, no cabe duda de que se non è vero, è ben trovato.

La otra canción dedicada a él es mucho más transparente (todo lo transparente que puede ser la letra de los maestros de la psicodelia), y hasta su extraño título es un acróstico de su nombre: SYD: Shine On You Crazy Diamond (es curioso como otra canción cuyo título es un acróstico también incluye la palabra Diamond, me refiero a Lucy in the Sky with Diamonds, por supuesto; imagino que los diamantes deben aparecer con frecuencia en los viajes de LSD). La extraña letra de esta canción no es otra cosa que la historia de la vida de Syd Barrett. De aquella vida que se acabó en 1968, dejando un residuo apagado de la que fue una de las más brillantes supernovas de todos los tiempos, apenas unas ascuas, una estrella de neutrones que dejó de girar ayer, en 2006. Aunque las semillas de sus preciosos elementos, esparcidas generosamente por el espacio, formarán parte de nuestros cuerpos y nuestras almas durante mucho tiempo.



Wish you were here
(Gilmour, Waters)

So, so you think you can tell Heaven from Hell,
blue skies from pain.
Can you tell a green field from a cold steel rail?
A smile from a veil?
Do you think you can tell?

And did they get you to trade your heroes for ghosts?
Hot ashes for trees? Hot air for a cold breeze?
Cold comfort for change? And did you exchange
a walk on part in the war for a lead role in a cage?

How I wish, how I wish you were here!
We're just two lost souls swimming in a fish bowl,
year after year,
running over the same old ground, what have we found?
The same old fears.

Wish you were here!



Shine On You Crazy Diamond
(Gilmour, Waters, Wright)

Remember when you were young, you shone like the sun.
Shine on you crazy diamond.
Now there's a look in your eyes, like black holes in the sky.
Shine on you crazy diamond.

You were caught on the crossfire of childhood and stardom,
blown on the steel breeze.
Come on you target for faraway laughter,
come on you stranger, you legend, you martyr, and shine!

You reached for the secret too soon, you cried for the moon.
Shine on you crazy diamond.
Threatened by shadows at night, and exposed in the light.
Shine on you crazy diamond.

Well you wore out your welcome with random precision,
rode on the steel breeze.
Come on you raver, you seer of visions,
come on you painter, you piper, you prisoner, and shine!

Nobody knows where you are, how near or how far.
Shine on you crazy diamond.
Pile on many more layers and I'll be joining you there.
Shine on you crazy diamond.

And we'll bask in the shadow of yesterday's triumph,
sail on the steel breeze.
Come on you boy child, you winner and loser,
come on you miner for truth and delusion, and shine

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

mi mas sentido pesame

1/2/07 1:57 p. m.  

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